En el corazón de la capital catalana se encuentra un tesoro arquitectónico que ha perdurado a lo largo de los siglos, la Llotja de Mar. Este majestuoso edificio se alza orillas del Mediterráneo (barrio del born) recordando con su imponente presencia los días gloriosos del comercio marítimo de la ciudad. Y es que este edificio de siglo XIV es una de las grandes joyas arquitectónicas del estilo gótico catalán.

Historia de la Llotja de Mar
Construida en el siglo XIV por encargo de Pedro IV de Aragón, la Llotja de Mar tiene sus raíces en el auge del comercio y la riqueza de Barcelona en la Edad Media. Durante siglos, este edificio histórico fue el epicentro del comercio marítimo y terrestre en la región, lo que contribuyó significativamente a la riqueza y la influencia de Barcelona en el Mediterráneo. Sin embargo, en el siglo XVII, una gran crisis económica azotó la región, y en consecuencia la Llotja de Mar sufrió un proceso de decadencia progresiva. Por si fuera poco, tras la caída de Barcelona el 11 de septiembre de 1714 frente a las tropas de Felipe V, la Llotja de Mar fue utilizada como cuartel.

En 1771, la Real Junta de Comercio de Barcelona, que había recuperado el control del edificio, decidió ampliarlo. Posteriormente, en 1802 se inauguró la nueva Llotja de Mar. Tras la desaparición de la Real Junta de Comercio de Barcelona, el edificio pasó a ser administrado por la Diputación de Barcelona. Poco a poco, se fueron trasladando diferentes colegios y asociaciones de comercio al edificio. Finalmente, en 1886 se fundo La Cambra Oficial de Comerç, Indústria i Navegació de Barcelona.
Una joya arquitectónica del gótico catalán
Con sus 22 metros de altura, la Llotja de Mar es uno de los edificios más imponentes y espectaculares de Barcelona. De la construcción de origen medieval, destaca, principalmente, el conocido como Salón de Contratación. Esta inmensa sala de 14 metros de altura cuenta con 4 columnas y 6 arcos que sostienen un precioso techo de madera.



Al salir del Salón de Contratación, nos encontramos con un patio interior de estilo neoclásico, que destaca por la fuente de Neptuno. Además, en cada una de las esquinas, se hayan cuatro estatuas que simbolizan los cuatro continentes (Oceanía todavía no se había descubierto). Al darnos la vuelta, descubrimos unas impresionantes escaleras que suben a la parte superior.


En el piso superior nos encontramos con amplios salones, maravillosamente decorados. Desde espectaculares lámparas de araña, hasta el precioso mobiliario de la época, pasando por un sin fin de obras de arte, entre las que destacan los cuadros y las esculturas.


Visita guiada a la Llotja de mar
Para terminar, deciros que este precioso edificio se puede visitar los domingos, gracias a las visitas guiadas que ofrece Cases Singulars. Os dejo un enlace a su página web, por si os apetece visitarlo. Sin embargo, la disponibilidad de estas visitas depende de los eventos que tengan lugar en el edificio. Sinceramente, vale mucho la pena conocer esta joya arquitectónica de Barcelona.
